El Real Club Mediterráneo ha comenzado a construir el primer edificio de su puerto deportivo y que se sitúa en la nueva zona de influencia de la Málaga del siglo XXI, justo al lado de donde se levantará el futuro hotel del puerto de 135 metros de altura, al final del Dique de Levante.
Hace ahora dos años, el Real Club Mediterráneo concluía la primera fase de construcción de su puerto deportivo, con la culminación de la zona náutica de la Marina, que cuenta con una capacidad para 113 atraques, de los que ya ha vendido más del 60%. Con el nuevo inmueble, comienza la construcción de la segunda fase de este proyecto.
La edificación se sitúa en una ubicación que ha suscitado entre los malagueños gran atención, con ocasión del avance de los tráámites para aprobar el proyecto del hotel del puerto y que abre un nuevo reto para el diseño de la futura ciudad.
El nuevo edificio, que formará parte de un moderno complejo deportivo, consta de dos plantas. La inferior estará dedicada en exclusiva a la actividad de Remo, deporte que fue origen de la fundación del Real Club Mediterráneo hace 144 años, gracias al empuje de un grupo de malagueños, que practicaban remo en el Puerto de Málaga.
En la planta superior, que se sitúa a nivel de calle, se ubicarán gimnasios, vestuarios y salas multiusos. Con esta instalación se pretende ofrecer a los malagueños y entidades deportivas un lugar donde hacer deporte, poder recibir enseñanzas náuticas o ser punto de encuentro para las diferentes federaciones.
Será el propio club quien dirija la construcción de este primer inmueble, para lo que cuenta con dos socios de reconocido prestigio en el sector de la construcción, como son el arquitecto Manuel Caro y el aparejador José Nuñez, quienes pilotarán el desarrollo de la obra, que está previsto que culmine a final de este mismo año.
La organización del proyecto es muy simple y está diseñada para minimizar la pérdida de energía y aprovechar el espacio al máximo. Relativamente compacto, la construcción une dos alas mediante un área de bienvenida abierta a una terraza sobre la dársena, a la que también se descubren los volúmenes laterales mediante frentes acristalados.
La parte inferior del edificio se dedica a hangar para embarcaciones, rodeado de un cerramiento perforado para dotar de ligereza al edificio en la zona más en contacto con el mar, contribuyendo igualmente a esa sensación liviana el importante vuelo de 6 metros sobre la marina.
El volumen acristalado central establece conexiones con el Pompidou y con la Farola, al iluminarse interiormente en las horas nocturnas, reforzando su integración con el entorno en que se enclava.
El nuevo edificio de La Marina pretende ser una nueva aportación del Club Mediterráneo a la ciudad de Málaga y que se financiará con recursos propios de la entidad, sin necesidad de endeudamiento. De ella se beneficiarán los miles de malagueños que diariamente practican deporte en el club, entre ellos sus 6.000 socios, entre adultos e hijos de socios, a los que se suman otros 1.000 socios afiliados; así como otras entidades deportivas y federaciones.