El laboratorio de terapia celular de la Clínica CEMTRO, Amplicel, ha sido autorizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para iniciar la investigación y el cultivo celular con mioblastos, las células originarias del tejido que forman los músculos.
Su cultivo y regeneración, según argumentan desde el centro, podría permitir en el futuro el tratamiento de lesiones musculares, como las roturas fibrilares, o de otras patologías con implicación muscular, como la incontinencia urinaria, distrofia muscular y cardiomiopatías.
«La utilización de estas células musculares podría complementarse con la de condrocitos para el tratamiento de lesiones en las que estén implicados tanto el músculo como el cartílago», explica la doctora Elena Rodríguez Iñigo, directora técnica de Amplicel.
La Clínica CEMTRO dispone de una sala blanca de cultivo celular en la que se siguen las Normas de Correcta Fabricación que garantizan la máxima calidad de producción.
La utilización de los mioblastos como agentes terapéuticos a nivel mundial se encuentra en fase de investigación, y pronto se espera que pueda aplicarse en ensayos clínicos con pacientes que padecen diversas patologías que afectan al aparato locomotor.
«Las miopatías o enfermedades musculares pueden venir causadas por defectos fisiológicos o por lesiones. Las roturas fibrilares son las más frecuentes y se encuentran entre las mejores candidatas a ser tratadas con terapia celular con mioblastos», señala la doctora Rodríguez Iñigo.
Sin embargo, la investigación en mioblastos «va mucho más allá y se pretende dar tratamiento también a otras patologías donde los músculos juegan una parte importante como la incontinencia urinaria, la distrofia muscular o las cardiomiopatías», ha añadido.
El proceso de terapia celular con mioblastos podría ser similar al aplicado para tratar las lesiones de cartílago con condrocitos autólogos. En este último lo que se hace primero, ha añadido el jefe del Servicio de Traumatología de la Clínica Cemtro, es «constatar mediante una artroscopia que el paciente es susceptible de recibir un implante».
En caso de que así sea, se hace una biopsia del cartílago de la articulación y se mandan a cultivo a una sala blanca. Cuando se dispone de la cantidad necesaria de células se procede a una segunda cirugía en la que se realiza el implante.
El paciente permanecerá los dos meses posteriores sin apoyar la extremidad, pero caminando con muletas, y después iniciará un proceso de rehabilitación y ejercicios durante al menos 8 ó 9 meses, tras los cuales puede volver a iniciar su actividad habitual.