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El deseo atrapado de Picasso

El deseo atrapado, puede visitarse a partir de hoy y hasta el 27 de mayo en la Sala de Exposiciones en el número 13 de la Plaza de la Merced. La muestra está compuesta por 45 obras entre grabados y libros ilustrados de Picasso, que forman parte de las colecciones de la Fundación Picasso Museo Casa Natal. El artista indaga en las diferentes expresiones de
deseo, anhelo, fantasía y el erotismo a través de estas piezas artísticas realizadas entre 1905 y 1971.
El deseo atrapado se divide en ocho secciones agrupadas por temáticas: El cuerpo reconstruido, Los cuerpos creados, Los cuerpos observados, La mujer observada, La mujer que observa, Nuda veritas, El deseo y Fantasías del harén. El recorrido de esta exposición revela
a un Picasso que, en diferentes etapas de su vida, siente y plasma el deseo de una forma diferente. En El cuerpo reconstruido, siguiendo los principios del Cubismo, descompone los cuerpos para que sea el propio espectador el que devuelva la forma a las figuras (Mujer
desnuda con guitarra, 1913). En algunas escenas emplea elementos autobiográficos, como en la sección Los cuerpos creados, incluyendo en sus grabados a otros artistas para representar las escenas (Escultor y dos cabezas esculpidas, 1933).
En la serie Los cuerpos observados presenta las figuras desnudas, sacando a la luz un acto íntimo (El taller del viejo pintor, 1954). En el apartado La mujer observada representa la imagen femenina más sensual, detallando en sus grabados pasajes bíblicos, como en
la obra Salomé, (1905). Pero la mujer también adopta un papel activo en la serie La mujer que observa. La protagonista asiste a la escena y contempla lo que en ella ocurre, dando lugar a grabados que compaginan el clasicismo grecolatino con el frenesí erótico (Modelo
y gran cabeza esculpida, 1933).

En la serie Nuda veritas, la contemplación del cuerpo femenino también adopta otro papel, más cercano a ser un objeto de culto, de veneración, expresando un deseo casi inalcanzable (Desnudo con collar, 1944). Picasso interpretó en sus obras la atracción de los
cuerpos, su unión y el éxtasis derivado de la misma. Al hilo de este hecho, la serie El deseo invita a un recorrido por la trayectoria del artista malagueño, en la que da forma a la fantasía, que pasa de ser la representación de una danza erótica para, en los años finales
de Picasso, tomar formas más explícitas y cargadas de tensión (Mujer equilibrista sobre la cabeza de un viejo barbudo en bicicleta delante de Cocu y los espectadores, I, 1966). Por último, en la serie Fantasías del harén, el artista recurre a la obra de Manet, Las mujeres de Argel, para mostrar un escenario en el que las protagonistas se relajan y, ajenas a la presencia masculina, entablan un diálogo secreto (Burdel. Charlatanas con loro, Celestina y retrato de Degas, 1971).