La Sala de Exposiciones del Rectorado acoge desde hoy, y hasta el próximo 27 de noviembre, la muestra “Ágora de los mil rostros”, de Juan Martínez, uno de los artistas andaluces actuales con mayor proyección internacional.
La exposición revisa la obra del autor a través de las caras que ha creado sobre páginas del diario El País. Arte y periodismo en unas paredes llenas de facciones, que representan las múltiples aristas de la condición humana.
El pintor jiennense ha creado en su estudio de Senarclens, pequeña localidad suiza cercana a Lausanne, una galería de rostros que alcanza el millar. Mil rostros cuyas miradas interpelan al espectador con una fuerza plástica que hace olvidar la fragilidad del soporte que las sostiene: decenas de páginas del diario español El País.
Este proyecto aborda, desde una absoluta contemporaneidad, los grandes desafíos que afrontan las sociedades actuales y que amenazan su identidad y la de millones de seres humanos que las habitan.
El itinerario expositivo de la muestra proyecta la desigual convivencia entre seres humanos anónimos y aquellos que ejercen influencia y poder sobre la sociedad actual y los medios de comunicación que la reflejan.
A la vez que el espacio expositivo se convierte en un ágora, en una plaza pública que anhela la libertad de todas las personas, brota una obra de urgencia construida sobre los restos de noticias, titulares de prensa y mensajes publicitarios del diario. Son 500 hojas de periódico sobre cuya tinta el artista ha hecho emerger el retrato de mil rostros anónimos.
Al acto de presentación de esta exposición, que ha tenido lugar hoy, han asistido la vicerrectora de Cultura Tecla Lumbreras; el propio artista, Juan Martínez; y el comisario de la muestra, el periodista Cristobal G. Montilla.
Durante su intervención, Tecla Lumbreras ha manifestado que esta exposición «ha transformado la sala en un espejo para poder reconocernos a nosotros mismos, a través de rostros que reflejan horror, anonimato, o incluso en algún caso muestran lo poderoso del ser humano». La vicerrectora ha señalado que en este «ingenioso acto de simplicidad, lo que importa es el mensaje, haciendo ver que cualquier medio es bueno para trasmitirlo», apuntó.
Refiriéndose a la actual situación sanitaria, Tecla Lumbreras ha definido esta muestra como «un soplo de aire fresco, dentro de un mundo plagado de mascarillas, que nos permite ver durante un tiempo los rostros desnudos y al natural».
En palabras del comisario de esta exposición, la galería de rostros imaginada por Juan Martínez muestra las mil caras del hombre desnudo frente a los avatares de un mundo hostil, cuya voracidad consumista compromete seriamente el futuro del planeta. Su pintura entona un clamor contra la desigualdad a través de cientos de miradas que buscan la verdad, pese a los artificios de una realidad sobreactuada.
«Una búsqueda transparente y constante de la belleza y la verdad, un reflejo de la vida misma», así ha descrito el comisario de esta exposición la obra de Juan Martínez.
Las obras, según ha relatado el propio autor, las realizó sobre el suelo, de rodillas, e intentando, en muchas ocasiones, calcar el mensaje de la página del periódico donde realizaba el dibujo.
Durante el acto de presentación, Juan Martínez ha realizado una obra en directo compuesta de un rostro y el propio nombre de la exposición.
Sobre el autor
Juan Martínez (Navas de San Juan, Jaén, 1942) ha desarrollado una carrera artística caracterizada por los desplazamientos a lo largo y ancho del planeta, lo que ha fomentado un acentuado espíritu cosmopolita. Nueva York, Lausanne, Estocolmo, Berlín, Lisboa, Zúrich, Ginebra, Venecia, Teherán, Madrid, Sevilla o Málaga son algunos de los lugares en los que se ha podido contemplar su obra.
En su estancia en Nueva York en la década de los ochenta, Juan Martínez cosecha importantes logros para un pintor y escultor desconocido hasta entonces: sus ilustraciones en las páginas del New York Times y Le Monde Diplomatique, y su amistad con los escritores Octavio Paz y Carlos Fuentes, contribuyeron a la difusión internacional de su obra. En ella se aprecia un interés por temas como el paso del tiempo, la existencia, la inquietud del mundo que nos rodea, la falsedad y, en definitiva, el sentido de la vida.