Los Amigos del Museo Carmen Thyssen Málaga han visitado esta mañana los trabajos de restauración del telón de boca de Bernardo Ferrándiz en el Patio de Banderas del Ayuntamiento de Málaga. Estrella Arcos y Francisco Zambrana, responsables de la empresa Quibla Restaura, han explicado a más de una quincena de Amigos del Thyssen y a los medios de comunicación el estado actual de los trabajos. El equipo de 8 restauradores ya está inmerso en el proceso más delicado: la recuperación de la capa pictórica de una obra de arte de 1870 que ha sufrido los embates del tiempo, del uso y de dos restauraciones anteriores muy poco adecuadas. En estos días se está terminando de acometer el estucado de lagunas del lienzo, esto es, la homogeneización de la superficie pictórica para que se pueda llevar a cabo la reintegración cromática, ya en sus primeros pasos.
La concejala de Cultura de Málaga, Gemma del Corral; el presidente de Fundación Málaga, Juan Cobalea, y el director del Cervantes, Juan Antonio Vigar, han asistido a la visita de los Amigos del Museo Carmen Thyssen Málaga, a quienes Arcos ha precisado las vicisitudes de la restauración de una pieza de tan inmenso formato y tan ‘tocada’ en anteriores y dañinas restauraciones. La responsable de Quibla ha relatado los pormenores técnicos de la intervención, desde los trabajos en una tela deformada, rota, recosida y debilitada por infecciones de hongos hasta las dificultades derivadas del transporte de un lienzo tan pesado, voluminoso y frágil a diversos puntos.
Estrella Arcos también ha contado anécdotas, como los graffitis que se han encontrado en el reverso de la tela, escritos por los propios trabajadores del Cervantes de principios o mitad del siglo XX, las dos mirillas practicadas en el telón por las que se miraba desde el escenario cómo estaba el patio de butacas, o detalles ocultos por las dos intervenciones anteriores. Según la experta, están descubriendo modificaciones importantes del diseño original de Ferrándiz, tales como caras cambiadas y pintadas al estilo de las cantantes de la época del repintado, sombreros, gorros o liras añadidos y detalles eliminados, como el de ciertos nombres de dramaturgos pintados en el fuste de la columna y que quedaron tapados tras los trabajos de principios del XX y de 1954. Estrella Arcos ha destacado el trabajo conjunto e implicación tanto de los técnicos del Teatro Cervantes como de los espacios donde se ha reparado la tela y de las empresas colaboradoras en tal fin, desde aquellas que han ayudado a envejecer las nuevas telas a los tapiceros que las han cosido o los transportistas que han acarreado la bovina en la que se enrrolló para desplazarlo.
Un largo proceso
Tras unos trabajos previos de asentamiento de la pintura con papel japonés y cola de pescado desarrollados en el escenario del Teatro Cervantes, el lienzo se enrolló en un gran cilindro construido para la ocasión y se trasladó al Palacio de Ferias de la capital para los trabajos de intervención en la deteriorada y parcheada tela. Esta fase se prolongó más de lo previsto dado que al retirar el reentelado de algodón que se hizo en la intervención de 1954 se encontró la tela original, de lino, en mucho peor estado del que se esperaba: los distintos materiales, con sus diferentes tensiones y factores de encogimiento y con varias capas de parches superpuestos, así como la cola con la que se adhirieron causaron graves deformaciones y fisuras en el lienzo de 1870. Por ello, prosiguieron los trabajos en el soporte en el Instituto La Rosaleda, incluido un refuerzo de lino con una tela llegada de Italia, muy parecida a la original, que se adhirió con gacha española (pasta de harina de trigo y colas y resinas naturales). Una vez finalizado el asentamiento del soporte textil, el pasado sábado 10 de junio se pudo trasladar la pieza y anclar en el Patio de Banderas del Ayuntamiento.
Allí, el equipo de ocho restauradores de la empresa Quibla Restaura está realizando en vertical, sobre un andamio y ante la vista a la vista de cualquier interesado en el patrimonio malagueño, la fase central de esta intervención financiada conjuntamente por la Fundación Málaga y el Cervantes, los trabajos en la capa pictórica.
El Patio de Banderas está siendo testigo de la limpieza de la capa pictórica, el estucado de lagunas y la reintegración cromática de la pieza. No obstante, los técnicos ya han advertido de que “será muy difícil rescatar la pincelada de Ferrándiz”, ya que en los repintes del pasado siglo se aplicó temple sobre el temple original, lo que hizo que las dos capas se unieran. Aún así van a intentar dejar el original en algunas zonas como testigo. Una vez acabada esta fase, el lienzo quedará montado en una estructura rígida y permanente de aluminio, a modo de cuadro gigante, en la caja escénica del Teatro Cervantes. A partir de entonces, podrá volver a ser utilizado en ocasiones especiales: la primera prevista es el ensayo general de Turandot, la obra que abrirá en noviembre la 29 Temporada Lírica.