La plataforma Salvemos Doñana rechaza el proyecto aprobado por la Junta de Andalucía para evacuar al río Guadalquivir las aguas contaminadas de la corta de la mina de Aznalcóllar. La organización considera que el objetivo debe ser vertido cero por minería para hablar de sostenibilidad ambiental y conservación de actividades económicas como la pesca y el cultivo del arroz en la comarca de Doñana.
Según la plataforma, la corta de Aznalcóllar contiene varios hectómetros de agua contaminada y recogerá los desechos mineros de la mina Los Frailes tras su reapertura. La organización señala que funciona como balsa minera y tiene el potencial de causar otro desastre ecológico como el acontecido en 1998.
El proyecto prevé que las aguas tóxicas, tras su tratamiento y traslado por treinta kilómetros de tubería, sean vertidas frente al Estadio de la Cartuja, en Sevilla. La corta de Aznalcóllar fue utilizada durante años como vertedero de diversos materiales como restos de escombreras y fangos de la planta depuradora de agua, que se mezclan con aguas mineras de diversa naturaleza.
En 1998, la instalación minera de Aznalcóllar produjo la rotura y el vertido de 5,5 millones de metros cúbicos de lodos y otros 1,2 millones de aguas tóxicas por aproximadamente 4.600 hectáreas hasta el Parque Nacional de Doñana. El coste de la limpieza realizada por la Junta de Andalucía alcanzó los noventa millones de euros y nunca fue abonado por la empresa responsable.
Tras el vertido se creó el espacio protegido del Corredor Verde del Guadiamar, donde fue prohibido todo tipo de actividad agrícola, incluido el pastoreo de ganado para consumo humano. La organización indica que veintisiete años después, este espacio carece de mayor protección legal y vigilancia.
La mina Los Frailes mantiene su inminente reapertura, que conlleva el tratamiento y vertido al río Guadalquivir de los varios hectómetros de agua contaminada que contiene actualmente la corta de Aznalcóllar y posteriormente, durante al menos diecisiete años, un vertido de 4.000 metros cúbicos anuales.
Salvemos Doñana considera que se perdería la calidad de los cultivos de arroz de la marisma sevillana y de la reserva de pesca de la desembocadura del Guadalquivir por contaminación del río con metales pesados como arsénico, cadmio, plomo, zinc, níquel y selenio, desde Sevilla hasta la desembocadura en Sanlúcar de Barrameda.
La plataforma urge a la Junta de Andalucía a incluir en la agenda política el debate sobre la conservación de Doñana como valor superior a preservar e impulsar el requisito de vertido cero para todo proyecto de minería que pueda afectar a Doñana, sus ríos y acuíferos.