En este sentido, el tiempo medio de venta de una propiedad de lujo durante 2017 fue de 5,5 meses a nivel nacional (6 meses en el segundo semestre del año) y de sólo 2 meses en las zonas de mayor demanda turística (2,5 meses en el segundo semestre). Por nacionalidades, los franceses fueron los compradores de propiedades de lujo más rápidos con una media de 2,5 meses y 4 visitas a la vivienda, seguidos de los británicos (3,5 meses y 6 visitas), los belgas (4 meses y 5 visitas) y los alemanes (6 meses y 6 visitas). Españoles e italianos necesitaron una media de 7 meses y 8-9 visitas para tomar la decisión final de compra de la propiedad. Los chinos fueron una vez más lo que alargaron más el proceso de compra de la vivienda, con una periodo medio de 8,5 meses y una media de 14 visitas.
Emmanuel Virgoulay, socio fundador de BARNES Spain, ha indicado que “elsector inmobiliario ha vivido un año histórico en este 2017. No sólo se ha dejado atrás definitivamente la crisis económica, sino que se ha alcanzado una estabilidad muy necesaria para el mercado. El balance anual es muy positivo, especialmente debido al buen arranque registrado durante los tres primeros trimestres y al protagonismo de la primera vivienda. El último trimestre, pese a la influencia del conflicto político en Catalunya, la respuesta del sector fue de gran capacidad de reacción y altitud de miras”.
En lo que a financiación se refiere, los compradores españoles de viviendas de lujo requirieron una financiación del 42% para comprar. Los franceses fueron los que menos financiación necesitaron (15-18%), seguidos de los británicos y belgas (20-23%), mientras que alemanes e italianos precisaron de una mayor financiación para cerrar la transacción inmobiliaria (25-40%).
Catalunya, el protagonista absoluto del mercado en el cuarto trimestre
El conflicto político en Catalunya tuvo un efecto paralizador en cuanto a la generación de nuevas operaciones durante el periodo comprendido entre el 1-O y mediados de noviembre, con una caída de la demanda y del precio medio de la vivienda de lujo, sobre todo en la ciudad de Barcelona. Si bien hubieron operaciones en marcha que quedaron en stand by a la espera de que la situación se esclareciera, no se produjo un ‘efecto dominó’ ni una fuga de inversiones hacia Madrid, Baleares, la Comunidad Valenciana u otros mercados, pues el resto del país es políticamente ajeno a la cuestión catalana y el perfil de comprador que invierte en otras partes de España es distinto al de Barcelona, siendo mercados compatibles y complementarios.
“La situación política en Catalunya es pasajera, por lo que los efectos del conflicto se dejarán de notar en unos meses cuando la tranquilidad se reestablezca y los compradores e inversores vuelvan a ver a Catalunya y Barcelona como siempre la habían percibido: una de las regiones económicamente más prósperas de Europa con muchas oportunidades de inversión”, afirma Virgoulay.