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Una alimentación adecuada puede reducir hasta un 25% el riesgo de cardiopatía isquémica en pacientes con VIH

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Afortunadamente, durante los últimos años, los pacientes con VIH han obtenido notables mejoras en cuanto a su calidad de vida gracias a las terapias antirretrovirales existentes. Sin embargo, continúa siendo un reto el manejo y control de las comorbilidades asociadas que presentan estos pacientes, una de ellas, las complicaciones cardiovasculares.

Por ello, en el Día Mundial contra el Sida, la Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda la importancia de que el paciente seropositivo considere las recomendaciones de su médico y siga un estilo de vida saludable para minimizar al máximo cualquier patología asociada al VIH, así como evitar agudizaciones que comprometan su favorable evolución.

Generalmente, los pacientes seropositivos presentan un riesgo cardiovascular superior al de la población general, llegando incluso a duplicar el riesgo de infarto agudo de miocardio (IAM) y pudiendo padecerlo a una edad más temprana. “Existen estudios que demuestran que, un paciente diagnosticado de VIH desde hace diez años ha ido aumentando su riesgo cardiovascular hasta llegar a igualarlo con el de una persona diez años mayor que ella”, explica el Dr. Sergio Raposeiras, miembro de la FEC, cardiólogo del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Álvaro Cunqueiro, de Vigo, y primer firmante de un estudio publicado en Revista Española de Cardiología (REC) que profundiza en el riesgo cardiovascular de este tipo de pacientes.

“El aumento de las comorbilidades asociadas al VIH viene derivado por el propio virus y por el estadio inflamatorio asociado al mismo, ya que la terapia antirretroviral presenta interacciones farmacológicas, una de ellas, con la medicación utilizada en la prevención cardiovascular primaria y secundaria. Esto implica un aumento del riesgo cardiovascular en el paciente con VIH, y para minimizarlo se puede ajustar el tratamiento hasta cierto punto, aunque no es totalmente modificable. Por el contrario, existen hábitos y estilos de vida, como la dieta o la práctica de actividad física moderada, que puede controlar y modificar el propio paciente, y que reducen el riesgo de padecer complicaciones cardiovasculares”, matiza el doctor, quien prosigue que, “en el estudio REC queremos evidenciar que por cada 10 mmHg de reducción de presión sistólica, por cada 39 mg/dl de reducción de colesterol y por el uso de ácido acetil salicílico, el riesgo de cardiopatía isquémica (CI) se reduce en un 20-25%. Los estudios observacionales sugieren que dejar de fumar también reduce el riesgo CI, concretamente un 50%”.

Intervenciones en el estilo de vida de los pacientes con VIH

Los pacientes diagnosticados de VIH pueden minimizar el riesgo siguiendo una buena alimentación y realizando actividad física moderada. En el primer caso, se recomienda visitar un dietista y seguir las pautas marcadas por este, para poder detectar posibles desequilibrios:
– Mantener un consumo calórico equilibrado con el gasto energético
– Limitar el consumo de grasas saturadas, colesterol y carbohidratos refinados
– Reducir el consumo total de grasas a <30% y el colesterol de la dieta a <300 mg/d
– Consumir verduras, frutas y cereales y leguminosas con fibra
– Reducir el consumo de bebidas y alimentos con azúcares añadidos
– Consumir alimentos sin sal o con poca cantidad (<1500mg de sal al día)
– Consumir pescado, aves sin piel y carne magra (pollo, pavo, conejo…)
– Evitar dietas poco controladas, como por ejemplo, las dietas yo-yo
– En el caso de padecer sobrepeso, se recomienda bajar de peso evitando al máximo las dietas de hambre, puesto que pueden debilitar el sistema inmunitario
– Limitar el consumo de alcohol: en el caso de las mujeres no beber más de una bebida al día y en el caso de los hombres no beber más de dos, lo que equivale a <20-40 g/día
– Abandonar por completo el consumo de alcohol en el caso de tener hepatopatía (acúmulo excesivo de grasa dentro de las células del hígado), problemas de adherencia, insuficiencia de células CD4 (esenciales en el sistema inmunitario), tumores, tuberculosis previa, diarrea u otros trastornos asociados a un consumo elevado de alcohol

Con respecto al deporte, la FEC siempre recomienda a la población general realizar actividad física moderada de manera diaria, unos consejos que no quedan descontextualizados en el caso de los pacientes con VIH. Así:
– Se fomenta un estilo de vida activo para prevenir y tratar la obesidad, la hipertensión y la diabetes
– Se recomienda realizar actividad física moderada y autocontrolada, como subir escaleras, ir al trabajo en bicicleta o caminando, hacer natación, senderismo…
– Se recomienda un ejercicio regular y de intensidad moderada antes que un ejercicio enérgico
– Mejorar la salud cardiovascular caminando diariamente 30 minutos a paso ligero, más de cinco días a la semana
– Mantener la fuerza muscular y la flexibilidad articular

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